Top 5 gestos coreanos (y asiáticos)

La manera en que nos expresamos dice mucho de nuestra personalidad, que en cierto modo se deduce de la cultura con la que nos identificamos. Los coreanos emplean bastantes gestos, no tanto a la hora de hablar como en los países mediterráneos o Latinoamérica sino como pequeñas muestras de respeto. 
Aquí recojo los que más me han sorprendido y que se utilizan en el día a día. Mi particular top 5:


Saludos de hasta 45º.


El primer gesto que salta a la vista es el del saludo. Un annyeonghaseyo (hola en coreano) va siempre acompañado de una pequeña inclinación. Lo mismo ocurre con la despedida. Dicha inclinación será más pronunciada según la muestra de respeto que quiera mostrarse: cuanto mayor sea la persona, más respeto deberemos mostrar hacia a ella y por tanto más deberemos inclinarnos. Cuando ya hay confianza con alguien–siempre que sea de más o menos nuestra edad–, no es tan necesario.
Esta inclinación se pone en evidencia cuando entregamos a recibimos algo, en señal de agradecimiento y siempre teniendo en cuenta la edad de la otra persona.



Rotundamente no.


La cultura asiática tiende a andarse con rodeos antes que dar un NO por respuesta. Pero cuando pasa en Corea, es tan rotundo como que te hacen la cruz y se acabó la discusión.



La risa tapada.


Mención especial merece el gesto de taparse la boca cuando se sonríe. Es un gesto que hacen las mujeres. He escuchado ya varias explicaciones sobre este extraño fenómeno, como que las mujeres muestren los dientes esté mal visto por la cultura coreana. La timidez coreana también ha aparecido en alguna que otra "tesis" de barra de bar. Otra bastante extendida es que, dado el especial culto que en este país se le da a la belleza y la estética, las mujeres tapan sus dientes cuando éstos están descolocados. Me parece una explicación bastante paradójica pues si tanto gusto tienen por la estética y se practican tantas operaciones, ¿por qué no probar con la ortodoncia?


Hola y adiós y esguince de muñeca.


Si bien la inclinación es muestra de respeto cuando no tenemos la confianza suficiente con la otra persona, no es la única forma de saludar en Corea. El "hola" y "adiós" que conocemos en occidente también existen por estos lares. La única diferencia es la intensa y agitada energía que emplean los coreanos para saludar. Ya sean hombres o mujeres, la efusividad les llega hasta la punta de los dedos.


A dos manos.


Otro gesto del día a día es cuando se entrega o recibe algo (dinero, una tarjeta, un papel, una botella...). Los coreanos utilizan las dos manos como en la imagen, y en muchas ocasiones se emplea sólo una que reposa sobre la otra, incrementando la señal de respeto.
Una situación curiosa que puede presentarse en cuando recibes de alguien una tarjeta personal (tarjeta de negocio, por ejemplo). No sólo deberás recibirla con las dos manos, sino que debes leerla entera, inclinarte a continuación y jamás guardarla en el bolsillo trasero del pantalón.


La experiencia asiática: líderes y vasallos



Hay un sentimiento que respiro entre los estudiantes internacionales, un gusto agridulce de esta aventura asiática. Para muchos ha sido nuestra primera incursión en el mundo asiático. Un mundo sin duda desconocido. Vuelvo a España con una maleta que pesa más y que he llenado de experiencias, un nuevo idioma, un nuevo trato y una nueva manera de ver la vida y el trabajo. Sin embargo la integración no ha sido tan fácil como la que pude experimentar en mi erasmus en Suiza.

El pueblo asiático me ha enseñado que existe una parte del mundo donde los objetivos se rigen por valores–donde la religión y costumbres ascentrales tienen mucho más peso que en la cultura occidental– y que la expresión "no es el destino sino el viaje" no tiene validez en todas partes. La presión social educa y hace crecer a los coreanos en una sola dirección: el éxito basado en el miedo al fracaso. Desde los horribles años anteriores a los exámenes de acceso a la universidad hasta la propia época universitaria, la juventud en Corea camina infeliz y llena de suspiros sobre la vida en Europa y América. Sólo dos tipos de vidas son posibles: disfrutar de la juventud y conseguir un trabajo de por vida y medianamente remunerado del que será fácil salir o sacrificar los años mozos para conseguir un puesto realmente elevado. Esta limitación de las oportunidades, que no ocurre ni mucho menos en Europa, es la que crea esa percepción que tenemos de los coreanos y asiáticos en general de gente trabajadora y dedicada.
Ahora bien, este método les hace más vulnerables ante posibles cambios–tales como relacionarse con extranjeros o plantearse el salir del país para estudiar, trabajar o simplemente viajar– y, lo que más preocupante me resulta, no les convierte en líderes sino en meros trabajadores que obedecen órdenes. Mi estancia en Asia me ha abierto los ojos sobre el futuro de este continente, o al menos de la línea China-Corea del Sur-Taiwan-Japón: no están preparados para liderar la economía mundial. Sus metodologías, tecnologías y abundantes recursos están acompañados de un dócil carácter.
Mis comentarios se basan en el nivel que más conozco en este momento como es el universitario, pero estamos hablando del capital humano que dirigirá la economía asiática en el futuro.

En la otra cara de la moneda, los coreanos nos enseñan lo importante que es marcarse un objetivo y el papel fundamental de la disciplina para permanecer competitivos. El respeto–especialmente hacia los mayores–bien podría ser importado de Asia. Permite que existan siempre relaciones que se alejen de conflictos y falsos juicios de valor. Vuelvo a casa con la fuerza de haber librado mil batallas en otro mundo y la sin duda valiosa experiencia que reporta el haber entrado en contacto con la cultura asiática. Me decían que por qué no me iba a EEUU, Canadá o Australia. Porque no quería más de lo mismo sabiendo que hay rincones que pueden enriquecer mucho más y gentes que habremos de frecuentar en un futuro muy próximo.